La realidad de los slums de Bombay es una realidad dinámica. Cuando analizamos sus características, cualquier conclusión que podamos sacar de dicho análisis será, en buena medida, solo temporal, efímera, y esto es un importante factor a tener en cuenta a la hora de diseñar y llevar a cabo toda clase de actividades e iniciativas.
En el caso de los proyectos que lleva a cabo Sonrisas de Bombay en los slums en los que trabaja, y sobre todo aquellos vinculados a los centros de pre-escolar o balwadis, esta realidad afecta sobremanera a los objetivos planteados en los mismos, los cuales pasan por avanzar en la escolarización temprana de los niños y niñas de los slums para evitar que caigan en redes de explotación y ampliar, además, sus oportunidades en el futuro.
Abandono escolar
Sonrisas de Bombay cuenta con 25 balwadis en los slums de Marol Pipeline, Vikroli, Kanjur Marg, Pawai y Sangharsha Nagar, todos ellos con una profesora y una asistenta a cargo y con capacidad de 25 alumnos/as por cada centro.
Sin embargo, el principal obstáculo al que se enfrenta Sonrisas de Bombay a la hora de conseguir sus metas pasa por mantener y sostener la asistencia regular de los niños y niñas a los balwadis de forma que estos alcancen de manera correcta, al finalizar el curso, las directrices marcadas por los planes educativos establecidos. A modo de ejemplo, entre los meses de enero y abril de este año 2012, 68 niños y niñas abandonaron sus clases.
Las razones para esto son variadas. En primer lugar, la movilidad de las familias hacia otras partes de la ciudad, hacía otros slums, es enorme. El alquiler de una vivienda en un slum, pese a sus precarias características, puede alcanzar enormes proporciones dentro de los ingresos medios de una familia, y si a esto le añadimos la precariedad de las ocupaciones, normalmente dentro del sector informal, la facilidad con la que se salta de un empleo a otro, o las distancias que hay que recorrer para acudir al puesto de trabajo, nos encontramos con que las familias, con frecuencia, tienen que cambiar de lugar de residencia simplemente para sobrevivir.
Vivir en un slum
En relación a las características propias de los slums, se encuentra la falta de higiene de los mismos, ya que a menudo, estos barrios no cuentan con las condiciones sanitarias mínimas, sistemas de recogida de residuos o saneamiento hídrico.
Esto hace que numerosas enfermedades vinculadas a la falta de higiene o al exceso de hacinamiento, es decir, a las condiciones de pobreza generalizada en la que se encuentran las familias de estos asentamientos, hagan mella en los niños y niñas. Fiebres, sarampión, gastroenteritis, diarreas o infecciones de piel son algunas de las dolencias más habituales en estos lugares e impiden a los niños y niñas atender a las clases con regularidad.
Por último no podemos olvidar las migraciones temporales o definitivas. Cada día entran en Bombay 900 nuevas familias provenientes de otras partes de la República India, principalmente de entornos rurales. Con la llegada del verano subtropical típico del subcontinente, el exceso de temperaturas y humedad, unidas a las condiciones de vida en general de la ciudad de Bombay, se vuelven en exceso duras, por lo que muchas familias eligen pasar esta época del año de vuelta en sus comunidades. Así, muchos niños y niñas abandonan las clases antes de finalizar el curso escolar huyendo, junto a sus padres, de las extremas condiciones meteorológicas en las que viven y de la poca capacidad de adaptarse a las mismas, precisamente por las características de las infraviviendas en las que habitan el resto del año. Muchas familias, además, no vuelven a la ciudad una vez fracasados sus sueños de una mejora en la calidad de vida, y así, una vez más se pierde la pista y es imposible hacer el seguimiento a los estudiantes de los balwadis.
Proyecto SEED
Para enfrentarse a estos retos, Sonrisas de Bombay enfoca su proyecto de escuelas infantiles o balwadis desde un punto de vista integral, considerando diferentes perspectivas y factores. Aunque los beneficiarios directos son los niños y niñas que asisten a las escuelas, como hemos visto, las familias también deben ser consideradas un elemento clave para el buen desarrollo del proyecto.
En este sentido, y para poder dar una respuesta efectiva y rápida frente a los contratiempos, se lleva a cabo un seguimiento exhaustivo de cada uno de los alumnos y alumnas de los balwadis a través de expedientes personalizados que contemplan datos económicos, sanitarios, culturales y sociales de las familias. Así, la organización puede plantear diferentes ayudas o alternativas a los padres y madres de los estudiantes en caso de quedarse sin empleo, por ejemplo entrando a formar parte de alguno de los proyectos que Sonrisas de Bombay lleva a cabo, como el Centro de Formación para el Empleo “Proyecto SEED” que se ha puesto en marcha este año 2012 y que persigue la formación y capacitación de las mujeres de los slums.
También se forma a las profesoras y asistentes en el control sanitario y nutricional de los niños, así se evita que estos dejen de asistir a las clases por enfermedades perfectamente evitables. En acuerdos con la Corporación Municipal de Bombay se han realizado campañas de vacunación contra la polio o de control de peso, actuando de manera preventiva frente a epidemias o casos de desnutrición.
Vivir en un slum de Bombay es muy duro, pues su realidad es una realidad adversa y en continuo movimiento, y todos los esfuerzos que se llevan a cabo desde las distintas organizaciones y entidades que luchan por la mejora del acceso a la educación de las comunidades más desfavorecidas se ven, en numerosas ocasiones, superados a causa de la situación económica general y el dinamismo de las comunidades. Sin embargo, esto más que una limitación se convierte en un nuevo reto que hay que afrontar si queremos seguir avanzando en la defensa de la igualdad de oportunidades y los derechos humanos en la ciudad de Bombay.
José A. Mansilla López
Responsable de Proyectos de Sonrisas de Bombay