El sistema alimentario mundial es cada vez más complejo. Muchas empresas de alimentación y bebidas desconocen quién trabaja para ellas y en qué condiciones. Sin embargo, su volumen de negocio y beneficio crece sin cesar, a la par que las injusticias en sus cadenas de suministro. Pero ¿qué pueden hacer las grandes marcas para garantizar un sistema alimentario más justo y sostenible?
Si John Harvey Kellogg levantase la cabeza, se daría cuenta de que sus ideales de ayudar a los más necesitados no se han cumplido. Este médico estadounidense creó los famosos copos de maíz Kellogg´s para ofrecer un desayuno más nutritivo tanto a los ricos como a los pobres. Y es que, sorprendentemente, algunas de las grandes marcas de alimentación nacieron para apoyar a los más desfavorecidos.
Las grandes empresas de alimentación y bebidas no abordan las causas principales del hambre y la pobreza, a pesar de sus programas de responsabilidad social y de sostenibilidad. Por el contrario, contribuyen a reducir las oportunidades económicas de los que menos tienen. Así lo determina el informe “Tras la Marca: El papel de las 10 grandes empresas de alimentación y bebidas en el sistema alimentario” de Intermón Oxfam.
Para realizar este estudio, la ONG ha contado con la colaboración de las diez compañías productoras de alimentos y bebidas más grandes del planeta: Pepsico, Mondelez, Associated British Foods (ABF), General Mills, Coca-Cola, Danone, Nestlé, Unilever, Kellogg’s y Mars.
Por un sistema alimentario más justo
Tras la marca forma parte del proyecto CRECE. El objetivo de esta campaña es construir un sistema alimentario más justo, que alimente de manera sostenible a una población creciente (la ONU estima que la población mundial llegará a 9000 millones en 2050).
Para ello es necesario tomar algunas medidas que, según Intermón están “indudablemente” al alcance de estas empresas: el pago de salarios adecuados a los trabajadores y de precios justos a los pequeños agricultores, la eliminación de la explotación injusta de la tierra, el agua y la mano de obra.
Sin embargo, tal y como refleja el estudio, estas empresas no han utilizado el poder del que disponen para crear un sistema alimentario más equitativo. Un ejemplo de ello es que las comunidades rurales de Pakistán denuncian que mientras ellos no tienen agua potable, Nestlé embotella y vende agua subterránea de mucho valor que les deja sin este preciado líquido. O el caso de Coca-Cola que se enfrenta a denuncias de trabajo infantil en su cadena de suministro de Filipinas.
Las 10 grandes, bajo lupa
Intermón califica las políticas de estas multinacionales en siete ámbitos:
1. Tierras: Muchas multinacionales y gobiernos están adjudicándose tierras y desalojando a las familias con la intención de sembrar cultivos para la exportación.
2. Mujeres: Millones de mujeres son explotadas laboralmente, lo que las condena a vivir en la pobreza.
3. Agricultores: Las personas que sufren hambre son, en su mayoría, los pequeños agricultores, que suministran alimentos a entre 2000 y 3000 millones de personas en todo el mundo.
4. Trabajadores: Las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras agrícolas son muy precarias y en muchos casos se produce explotación infantil.
5. Cambio climático: En 2050, la cantidad de personas en riesgo de sufrir hambre puede aumentar hasta un 20% como consecuencia directa del cambio climático.
6. Transparencia: Muchas de estas empresas no son transparentes a la hora de divulgar sus fuentes de abastecimiento de productos y materias primas.
7. Agua: La agricultura consume el 70% del agua en el mundo. En el informe se examina lo que estas empresas hacen para reducir su consumo de agua, así como para abastecer de agua de forma sostenible y responsable a los que más lo necesitan.
Las grandes marcas no dan la talla
Nestlé y Unilever son las mejor posicionadas en la clasificación. Ambas han desarrollado y publicado una mayor cantidad de políticas dirigidas a abordar los riesgos sociales y medioambientales de las cadenas de suministro, pero, hacen oídos sordos al acaparamiento de tierras y la explotación de las mujeres.
ABF y Kellogg´s, las peor calificadas, no han abordado las cuestiones sobre el derecho a la tierra, o el problema de la pobreza y la falta de oportunidades de las mujeres.
En general, estas 10 empresas son bastante opacas. Facilitan muy poca información sobre la identidad de sus proveedores. Solo Nestlé y Danone se salvan. Son las más transparentes. Ya que dan a conocer los países donde se abastecen y el volumen de los principales productos básicos que adquieren.
Tampoco ninguna se ha comprometido a pagar un precio justo a los agricultores y agricultoras, ni a poner en práctica acuerdos comerciales más equitativos en sus operaciones agrícolas. Lo más preocupante es que ni una sola de estas empresas ha manifestado una «tolerancia cero» contra el acaparamiento de tierras en sus cadenas de suministro.
¿Qué puedes hacer tú como consumidor?
El objetivo de Intermón es animar a los consumidores a que se involucren y exijan más transparencia a estas grandes empresas.
Por eso, en su página web , en el apartado Tras la marca, tienes la posibilidad de enviar mensajes directos a las 10 multinacionales protagonistas del informe y utilizar las redes sociales para presionarlas y proponerles cambios. El poder ya no es solo de las marcas; los consumidores también lo tienen.