ODM, ¿en qué punto nos encontramos?

Acaba de finalizar 2012 y todavía no tenemos datos fehacientes sobre los avances conseguidos en torno a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para los últimos doce meses. 

En la Declaración del Milenio, punto de partida y base de consenso internacional para el establecimiento de los mismos, se citaba claramente como meta el establecimiento de (…) una nueva alianza mundial para reducir los niveles de extrema pobreza y el estableciendo de una serie de objetivos sujetos a plazo, conocidos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio y cuyo vencimiento del plazo está fijado para el año 2015”. Recordemos que los ODM son ocho propósitos de desarrollo humano, fijados en el año 2000, los cuales fueron acordados por los 189 países miembros de las Naciones Unidas. A modo de resumen se trata de la erradicación de la pobreza extrema y el hambre; la enseñanza primaria universal; la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; la reducción de la mortalidad infantil; la mejora de la salud materna; el combate contra el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; el sustento del medio ambiente y, finalmente, el fomento de una asociación mundial para el desarrollo. Restan únicamente dos años para la finalización del plazo establecido y, ¿en qué punto nos encontramos?

Críticas más destacadas

Desde la sociedad civil organizada, las ONG y los movimientos sociales, pero también desde ámbitos políticos e instituciones públicos, dichos objetivos fueron también fuertemente criticados. Estas críticas recogían: el contenido de los mismos, al considerar que no se trataban temas fundamentales como los Derechos Humanos (DDHH), la situación de los países en conflicto o la reforma institucional para la gobernabilidad mundial de la propia ONU; su proceso de elaboración, con ciertas demandas no atendidas desde los países receptores de ayuda, y la poca participación de los mismos en su elaboración; el enfoque dado a los ODM, unos Objetivos que mitigan los efectos, pero que no atacan las causas de la injusta distribución de los recursos y el “subdesarrollo”; o el hecho de que se trata de Objetivos fijados en base a un contexto de crecimiento económico continuo, algo que, precisamente hoy en día en el marco de la crisis económica global, se ha mostrado como poco realista.

Hoja de ruta para muchas ONGD

Muchas ONGD, entre las que se encuentra Sonrisas de Bombay, evaluaron su eficacia y los escogieron como hoja de ruta sobre la que poder planificar sus acciones. Se trataba así de, tras una revisión crítica de los mismos, usar los ODM a modo de guía, planificando actividades y llevando a cabo proyectos concretos y adaptados a los entornos en los que trabajaban. Así que, volviendo a la pregunta inicial, centrándonos en el contexto de un país como la India, donde desarrolla su acción Sonrisas de Bombay, y pasados ya doce años desde su enunciado inicial, ¿dónde nos encontramos?, ¿qué objetivos se han cumplido, cuales son de posible consecución y cuáles quedan completamente fuera de alcance?

Lamentablemente la India, situada geográficamente en el área meridional del continente asiático ha perdido la batalla contra el hambre. El primer Objetivo, reducir el hambre a la mitad, no parece, hoy en día, al alcance de la mano. Si bien se ha avanzado notablemente en la incorporación de la población al mercado de trabajo, ésta se ha llevado a cabo en condiciones poco dignas, lo que no garantiza un empleo decente a los trabajadores y trabajadoras y no contribuye en la medida deseada a la lucha contra la pobreza. Respecto a la escolarización primaria universal, se han logrado metas importantes en el acceso paritario a la misma, con chicos y chicas por igual, si bien las tasas absolutas de acceso a la escuela no son definitivas. Continúa existiendo un retraso en la incorporación de la mujer a trabajos no agrícolas o a una adecuada presencia en el ámbito político público y, en lo concerniente a la reducción de la mortalidad infantil, se han detectado tasas moderadas de ésta en menores de 5 años, aunque la mujer sigue teniendo amplias dificultades para acceder a una atención adecuada en relación a su salud reproductiva.

Más positivos se pueden considerar los avances registrados en la lucha contra el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades de las consideradas “olvidadas”, como la lepra o la tuberculosis, donde destaca su baja prevalencia.

Para finalizar, aquellos Objetivos en relación al medioambiente y las alianzas mundiales muestran signos ambivalentes, pues si bien se ha mejorado el acceso a los servicios básicos de la población general, y en concreto la situación de los slums o barrios marginales de chabolas, el establecimiento de patrones de crecimiento económico basados en el extractivismo, y el aprovechamiento máximo de los recursos naturales, ha ocasionado una perdida enorme en masas forestales, fuentes de energía no renovables, peligrando incluso su sostenibilidad futura. Lo mismo se puede decir de la garantía del acceso a internet, donde los avances han sido insuficientes.

Así pues, nos encontramos a dos años de finalizar el plazo dado por las Naciones Unidas en la consecución de los ODM y todavía nos queda un gran camino por recorrer. Los Objetivos marcados han podido considerarse como objetivos máximos o mínimos, o incluso el plazo otorgado puede aparecer como adecuado o insuficiente, pero lo que no hay que olvidar es que en un mundo interconectado, con múltiples relaciones a nivel global, y cada vez menos basado en límites o fronteras nacionales, la lucha contra la pobreza, por el acceso a los recursos y unos derechos humanos realmente universales, es una lucha de todos y todas de forma diaria.

José A. Mansilla

Responsable del Departamento de Proyectos de Sonrisas de Bombay

 

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