Tras aumentar el salario mínimo, prohibir los desahucios y asegurar electricidad y comida para más de 300.000 familias, el Gobierno de Tsipras propone dar empleo a todas aquellas personas que lo soliciten.
Han pasado más de dos semanas desde la previsible victoria de Syriza en Grecia y, a pesar de las múltiples amenazas por parte del Banco Central Europeo y Alemania, el país heleno sigue saliendo a flote, convertido en la única esperanza para las millones de personas desesperadas que habitan el Viejo Continente. Los objetivos del nuevo presidente griego, Alexis Tsipras son contundentes: renegociar la deuda en cuanto a política exterior y poner en marcha cuanto antes a nivel interno las medidas necesarias para poner fin a la emergencia humanitaria que vive el país.
La toma de posición más arriesgada fue la que llevó a cabo el ministro de Finanzas, Yani Varoufakis, al rechazar la legitimidad de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) para llevar a cabo la negociación sobre la deuda y los más de 7.000 millones pendientes de pago. Pero no fue la única. Un día más tarde, se anunció el incremento paulatino del salario mínimo de 586 a 751 euros, la restitución de los convenios colectivos y la negociación con los sindicatos, la derogación de la figura de los despidos colectivos y la readmisión de los 3.500 funcionarios que habían sido despedidos ilegalmente solo para satisfacer las exigencias de la troika. Asimismo, se hizo público la paralización del proceso de privatización de la compañía estatal de electricidad (DEI), que pasará a ser “una empresa de interés público que funcionará con criterios no lucrativos”. Tanto es así que dentro del plan que han desarrollado prometen, además de prohibir los desahucios, proporcionar ayuda alimentaria y electricidad gratuita a 300.000 familias.
El empleo garantizado
Aun así, una de las propuestas que ha puesto el grito en el cielo, especialmente en los medios españoles más conservadores, es la del empleo garantizado propuesta por la viceministra de Trabajo, Rania Antonopoulos. Esta medida, detallará la creación directa de empleos públicos o, lo que es lo mismo, facilitará el Trabajo Garantizado para Grecia.
Esta propuesta, por la que un gobierno se compromete a ofrecer un empleo a todo aquel que quiera trabajar, fue ideada originalmente por el economista estadounidense Himan Minsky en los años 80’. El término está relacionado con el concepto del Estado como empleador de última instancia, ya que estaría obligado a ofrecer empleos a quien lo solicitara en condiciones salariales y laborales dignas.
El Empleo Garantizado parte de la premisa que, si bien es cierto que hoy en día en nuestras sociedades los niveles de desempleo son muy elevados, también es cierto que hay mucho trabajo por hacer en nuestras comunidades y mucho trabajo que ya se realiza, pero que no es remunerado. Es decir, que no haya empleo no quiere decir que no haya trabajo. Yayo Herrero, encargada de mediación y resolución de conflicto de Ecologistas en Acción, lo explica muy bien: “En el sistema capitalista, el trabajo se centra exclusivamente en la esfera mercantil, es decir, en lo que produce dinero”. Por eso, las personas que se encargan de los cuidados –ya sea del hogar o de otras personas- siempre son representadas como población no activa.
Por tanto, es importante que exista una nueva planificación de la economía y, con ella, una reorganización del trabajo, asalariado o no, que tenga en cuenta “el trabajo voluntario, doméstico, reproductivo y de cuidados”, añade. Por tanto, tal y como afirma el economista Eduardo Garzón, “es profundamente absurdo y contraproducente en términos económicos y sociales que mantengamos inactivas a personas que pueden y desean trabajar mientras las necesidades de nuestros conciudadanos y de nuestro medio ambiente no estén cubiertas”.
Y no están cubiertas porque, principalmente, son empleos que no interesan al sector privado ya que no le son rentables. Al ejemplo de los cuidados se pueden sumar otros como la optimización del rendimiento energético de los edificios o la limpieza y reforestación de nuestros montes. Pero hay más tareas relacionadas con este tipo de trabajo hasta ahora invisible: servicios de cuidados a niños y adultos dependientes, asistencia educativa, sanitaria y psicológica, servicios de seguridad comunitaria, restauración medioambiental, construcción de infraestructuras de pequeña escala, rehabilitación de edificios e infraestructura urbana, cuidado de la fauna y de la flora o siembra ecológica. Sin duda, empleos que redundarán en beneficio económico, social, ecológico y cultural.
Por tanto, se podría decir que el Trabajo Garantizado se sustenta en tres pilares, según el análisis de Eduardo Garzón: 1. Reforzar las actividades económicas y sociales que hoy día son insuficientes (educación pública, sanidad pública, culturales, deportivas, generación de energía renovable, etc.).
2. Crear nuevas actividades (sobre todo ecológicas: servicios de reutilización y reparación de materiales y productos, optimizar el rendimiento energético de los edificios…). 3. Remunerar, visibilizar y dignificar el trabajo de cuidados domésticos y otros trabajos hoy día voluntarios repartiendo esas actividades de forma solidaria entre la comunidad. |
Dinero para la gente, no para las empresas
El enfoque de esta medida choca con el enfoque convencional, es decir, en vez de dar facilidades a los empresarios para que contraten a trabajadores, la idea es contratar directamente a los empleados para que realicen actividades necesarias para la comunidad. De esta forma, la utilización de los recursos públicos es mucho más eficiente y no se acaban concentrando en las empresas beneficiarias de las políticas convencionales de la inversión pública.
Como desveló hace unos días eldiario.es, el plan de la viceministra de trabajo contrataría directamente a 550.000 personas en desempleo (actualmente hay 1.245.340 personas sin trabajo en Grecia) con contratos indefinidos a tiempo completo y un salario mensual de 781 (ligeramente superior al nuevo salario mínimo). Además, debido a que estos nuevos empleadores podrán reactivar la economía y aumentar las ventas y beneficios de las empresas, el Gobierno de Syriza calcula que en un año se crearán más de 750.000 empleos en el sector privado. El coste inicial de la medida alcanza los 9.100 millones de euros, pero como la recaudación estimada es de 5.100 millones, el desembolso neto no superaría los 4.000 millones de euros, por lo que el coste neto anual por empleo creado sería de 5,2 euros. Aun así, no es esta la única manera que se baraja para financiar esta medida, aunque sí es la más apoyada.
Por último, cabe destacar que Syriza no es el único partido político que está trabajando en tomar medidas sobre Trabajo Garantizado. Por ejemplo, en España el diputado de Izquierda Unida y actual candidato a la presidencia por esta formación, Alberto Garzón, está haciendo lo propio para el caso español con un equipo vinculado a la Fundación Europa por los Ciudadanos.