¿Fracking sí o fracking no?

Un nuevo negocio se está fraguando en el mundo de los hidrocarburos: la fracturación hidráulica o fracking. Está técnica usada para la extracción de gas no convencional y petróleo, ha desatado el debate de quienes se muestran a favor y en contra. Los ecologistas alertan de riesgos para el medio ambiente y para la salud, mientras que el sector energético habla de beneficios económicos y creación de empleo.

¿Oportunidad o ruina? El comisario europeo de energía, Günther Oettinger, afirmó hace dos semanas que no se podía “dejar pasar la oportunidad” que representa el fracking, ya que podría tener mucho potencial económico. «Si permitimos prospecciones de prueba, en unos años sabremos mucho más con certeza  sobre esta tecnología, también sobre los costes», argumentó.

Para Ecologistas en Acción, esta “oportunidad” es un puro espejismo. En su informe “La ruina de la fractura hidráulica”  , afirman que este método de extracción de gas natural no convencional (también conocido como gas pizarra o gas esquisto) no se sostiene sobre cimientos energéticos o económicos sólidos.  Creen que es «una nueva burbuja especulativa» y un intento desesperado de mantener el grifo de los hidrocarburos (petróleo y gas) abierto, con un coste económico, ecológico y social mucho más elevado que hasta ahora.

Con opiniones tan opuestas, es normal que existan muchas dudas al respecto. Para intentar resolverlas, la portavoz de Shale Gas España  (plataforma que reúne a las principales compañías líderes en la exploración y desarrollo de shale gas en nuestro país) Mónica V. Cristina y el coordinador del Área de Cambio Climático de Ecologistas en Acción Pablo Cotarelo, nos han respondido a una serie de preguntas.

¿Qué impacto social y medioambiental podría tener el fracking?

Mónica V.Cristina: El desarrollo seguro del shale gas (nombre que recibe en inglés el gas pizarra)  pasa por la información transparente sobre los proyectos, una legislación medioambiental estricta y la aplicación de las buenas prácticas de la industria. Algo que hoy en día es posible gracias a los avances técnicos disponibles. Por si quedara alguna duda, todos los proyectos en España deberán pasar un Estudio de Impacto Ambiental completo. Además la documentación presentada por las empresas será analizada no solo por técnicos cualificados de la administración sino también por los ayuntamientos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, ONG y ciudadanos.

Pablo Cotarelo: Es indispensable apelar al principio de precaución recogido en el artículo 191 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Este principio garantiza un elevado nivel de protección del medio ambiente mediante la toma de decisiones  preventivas en caso de riesgo. Teniendo en cuenta los precedentes acaecidos, fundamentalmente en EEUU -exención del cumplimento para la fractura hidráulica de importantes leyes, contaminación del agua, aumento de los casos de cáncer entre la población que vive cerca de los pozos – parece más que razonable apelar a este principio.

¿Es una técnica rentable?

Mónica V. Cristina: Europa y España están actualmente en una fase de exploración e investigación (no de producción). Esta fase, que dura de 4 a 6 años, tiene como objetivo determinar la viabilidad técnica, económica y también medioambiental de un posible desarrollo del gas no convencional. Aún hay, por tanto, interrogantes. Sabemos, por ejemplo, que los costes en Europa serán más elevados que en Estados Unidos, debido a que la geografía, la normativa o la disponibilidad de infraestructuras son diferentes. Sobre la rentabilidad, si las empresas no pensaran que existe potencial, no dedicarían recursos ni tiempo.

Pablo Cotarelo: La rentabilidad económica depende de variables que pueden ser modificadas y evolucionar con el tiempo. Por el lado de los ingresos, nos encontramos con la posibilidad de variaciones extremas debidas al precio del hidrocarburo en el mercado y si existe especulación en algún momento del proceso y de qué tipo. Y del lado de los costes, es importante tener en cuenta la cuantía de las ayudas y subvenciones estatales que los hidrocarburos tienen en todo el mundo. En definitiva, y tomando los datos de inversión media anual en EEUU (42.000 millones de dólares) frente a los ingresos provenientes de la ventas del gas de esquisto en 2012 (32.500 millones de dólares), se observa que existe algún punto en el que las cuentas no terminan de cuadrar.

¿Reduciría la fractura hidráulica la dependencia energética española?

Mónica V. Cristina: Es ingenuo pensar que el shale gas por sí solo, o las energías renovables por sí solas, nos ayudarán a afrontar los retos económicos, energéticos y medioambientales que tenemos por delante. Hay que sumar fuerzas. El shale gas no es una revolución ni una panacea, pero sí una oportunidad para la creación de puestos de trabajo, la atracción de inversiones, la reducción de la dependencia energética y la mejora de la competitividad de las empresas en España. Sin contar que es una energía “puente” para un futuro bajo en carbono. La industria calcula que los recursos prospectivos potenciales de gas (convencional y no convencional) equivalen a 70 años de consumo en España.

Pablo Cotarelo: La dependencia energética depende no sólo de la procedencia del recurso sino también de la propiedad del capital inversor y de la tecnología, y además de cuestiones relacionadas con la geoestrategia. Sin entrar a valorar los estudios internacionales que no sitúan a la Península Ibérica como uno de los principales «yacimientos» de gas de esquisto en Europa, en este caso sería muy aventurado afirmar que se reduciría la dependencia exterior, y sería incierto decir que se avanzaría hacia la soberanía energética, que tiene que ver con la capacidad de decisión de la población en lo que se refiere al mundo de la energía.

¿Qué hay de verdad, respecto a que las empresas que realizan fracking ocultan los aditivos químicos que se mezclan con el agua?

Mónica V. Cristina: Existe mucha desinformación sobre este punto. La realidad es que se utilizan entre 1 y 12 sustancias aprobadas y reguladas por la legislación europea y que además son corrientes en productos de limpieza del hogar o se utilizan en la industria alimentaria. La función de estos aditivos es una función técnica como la eliminación de bacterias o la mejora de la productividad del pozo. Por otro lado, no existen secretismos. Los aditivos utilizados se divulgan a las autoridades competentes. Además, se mantiene a los ciudadanos informados respecto a su uso y objetivos.

Pablo Cotarelo: En EEUU se ha ocultado estos aditivos hasta hace solamente unos meses, amparándose en el secreto industrial, y así lo denunciaba públicamente el partido demócrata en un informe. En el caso europeo sería más difícil permitir algo de esa naturaleza por el cuerpo legislativo existente y la atención pública que está teniendo. Sin embargo, de la lista de productos químicos que se utilizaron en el permiso Enara 9 en la provincia de Burgos, tan solo conocemos un 30%. Es evidente que, hasta el momento, la industria de los hidrocarburos no se ha caracterizado por la transparencia.

 

 

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