Hace décadas, la educación escolar se reducía a la posibilidad de estudiar o no. Ahora, cuando los padres planean la enseñanza de sus hijos, ya no solo buscan un lugar en el que aprendan a leer, escribir, sumar y restar. Van mucho más allá en la búsqueda del colegio perfecto de la que forma parte, entre otros factores, el tipo de pedagogía que eligen para sus hijos, incluidas las nuevas pedagogías alternativas.
Hasta ahora la enseñanza y el aprendizaje reglado eran incuestionables. Ese tipo de educación con la pedagogía convencional producía preparados abogados, economistas, médicos o ingenieros. Sin embargo, esta enseñanza es totalmente anacrónica y está desfasada. Los alumnos ya no necesitan memorizar datos sino fomentar todo su potencial para generar habilidades como por ejemplo la del emprendimiento desde la infancia.
Hasta hace muy poco la lista de variables a tener en cuenta a la hora de elegir un colegio era muy reducida, pues el sistema educativo era bastante homogéneo. Pero en el afán por mejorar la oferta educativa, las características de los centros educativos se van diversificando y la lista de aspectos a valorar por los padres a la hora de elegir colegio se ha visto engrosada.
Criterios para elegir colegio
• Cercanía. Este suele ser un punto de partida. Se tiene en cuenta la cercanía del colegio al domicilio de la familia, a alguno de los trabajos de los padres o en su defecto si dispone de transporte escolar. Este factor es importante porque condiciona la rutina de traslados diarios, así como el desarrollo de la vida social en torno al colegio.
• Tipo de alumnado. Si los colegios están en el barrio de residencia de la familia, el tipo de alumnado será el compuesto por los niños del vecindario. La sociedad actual es multicultural y en consecuencia es lógico que el alumnado de los colegios también lo sea, además de que puede ser muy enriquecedor.
• Instalaciones. Hace tiempo podían jugar un papel muy importante, pues a veces determinaban la posibilidad de practicar algunos deportes o disciplinas. Afortunadamente ya hay multitud de instalaciones públicas y privadas a las que se puede acudir fuera de horario escolar. En cualquier caso siempre puede ser un plus tener unas buenas instalaciones.
• Idiomas. En el mundo global en el que vivimos es incuestionable la necesidad de saber idiomas hoy en día y ya no solo uno sino que en muchos casos hasta dos y tres lenguas diferentes. En cualquier caso conviene valorar las capacidades del alumno al respecto, pues la enseñanza de asignaturas en otros idiomas puede llegar a ser un hándicap para alumnos con necesidades especiales por ejemplo.
• Nuevas tecnologías. Este es un punto dónde no suele haber consenso. Mientras que para unos las pantallas pueden distraer y disminuir las experiencias físicas y emocionales que facilitan el aprendizaje. Para otros, negar la realidad tecnológica de las nuevas generaciones es un absurdo, pues su contacto y concepción de la realidad pasa por el uso de los dispositivos tecnológicos como las tablets o pizarras digitales con la multitud de posibilidades de recursos didácticos que brindan. En cualquier caso, los nuevos alumnos son nativos digitales que necesitan habitar su mundo digital acompañados y no en situación de orfandad.
• Educación religiosa. Durante muchos años la educación estuvo en manos de la Iglesia, más concretamente de las órdenes religiosas y aún hoy perviven muchos colegios cuya enseñanza escolar está íntimamente ligada a la enseñanza religiosa. Sin embargo este tipo de educación religiosa es más laxa y no todos los alumnos que asisten a estos centros son firmes creyentes y practicantes de la religión. El perfil del alumnado se divide entre los estudiantes que provienen de familias con convicciones religiosas y los que cuyas familias valoran otros muchos aspectos del centro, que suelen ser la mayoría.
• Cuestiones normativas como el uso de uniforme o no. El uso de uniforme también se suele identificar como símbolo de educación tradicional estrictamente reglada. Sin embargo, muchos padres lo ven más como un elemento práctico a la hora de vestir a los alumnos en el día a día. En cualquier caso, la dicotomía uniforme sí, uniforme no, siempre puede suscitar un acalorado debate y en realidad se trata de un factor bastante secundario que depende más de los gustos de cada familia.
• Tipo de pedagogía. Este es uno de los aspectos que se está empezando a tener en cuenta a la hora de elegir un colegio, a pesar de ser uno de los más importantes, pues hasta ahora no había muchas alternativas. El tipo de pedagogía puede ser determinante para que un alumno se desarrolle con éxito en su proceso de crecimiento personal o por el contrario frustre su aprendizaje. Una buena pedagogía es aquella que mira al sujeto desde su contexto cultural, social y familiar, y por supuesto, toma en cuenta los factores políticos, económicos y religiosos que lo constituyen.
María José Crespo, madre de un niño que empezará el próximo curso escolar en una escuela privada de Madrid con el Método Montessori, se decidió por este tipo de enseñanza porque cree que la pedagogía convencional no respeta los ritmos de cada niño, pues todos tienen que aprender lo mismo y al mismo tiempo. Mientras que confía en que su hijo aprenderá mejor en un entorno en el que se respetará más su ritmo y en el que «todo es más sensorial y experimental, no de memoria».
Las pedagogías alternativas
Las pedagogías alternativas surgen a partir de reflexiones críticas con el sistema educativo actual cuyas estructuras y prácticas son obsoletas y anacrónicas y no acompañan las necesidades del Siglo XXI. “La Educación Prohibida” es una película documental que propone recuperar las pedagogías alternativas, explorar sus ideas y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional.
En la propia plataforma web de la película se expone un listado de los tipos de pedagogías alternativas. Desde el Método Montessori que sugiere conocer plenamente a los niños y respetar su proceso de desarrollo, pasando por la Pedagogía Waldorf que propone que cada ser humano encuentre su esencia a través de la creatividad, el arte y el movimiento. Hasta llegar a la creciente práctica del homeschooling que cree que el mejor ambiente para la educación es el hogar, siempre acompañado de la variedad de experiencias que se dan día a día en la vida y de un fuerte compromiso de los padres.
Patricia Gramaje es una barcelonesa cuya hija ya ha cursado todo un año escolar en una escuela pública de nueva creación con su propio proyecto educativo. No aplica una pedagogía tradicional, pero tampoco se ciñe a una pedagogía alternativa concreta sino que coge lo que considera mejor de cada una o que más se ajusta a las necesidades de su centro.
Para Patricia la enseñanza tradicional de su infancia era una metodología que iba excluyendo a todos los alumnos que no fueran iguales. «Si no te ceñías a lo que era el sistema te quedabas fuera, ya fuera debido a unas capacidades diferentes o por cualquier otra razón».
Por su parte, lo que más le ha gustado del colegio de su hija es «la importancia que le dan a la educación emocional y cómo los profesores les acompañan en el proceso de crecimiento en lugar de instruirles. Los profesores son como guías que se preocupan en formar a personas más que en que los niños crezcan sabiendo unos contenidos que luego sepan repetir cuando toca».
Aun así, Gramaje se muestra crítica con el reduccionismo de un tipo de pedagogía como única verdad educativa y dice: «del colegio de mi hija me gusta que no es Montessori, no es Waldorf, no cree en una única verdad. Creo que cuando caen en eso pueden llegar a ser un poco sectarios porque todo lo que no se ajuste a su método pueden llegar a echarlo de su propio sistema con lo que caerían en el mismo error que la pedagogía convencional. Y es que, a veces, con estos métodos te puedes implicar en la educación de tus hijos en la medida en la que creas absolutamente en lo que hacen y no puedes cuestionar. Mientras que en escuelas que intentan aplicar pedagogías alternativas pero que no se ciñen estrictamente a una en concreto, la escuela la construimos entre todos, entre padres y profesores y las cosas van cambiando en función de las necesidades y eso me gusta porque es un sistema más abierto y flexible».
Una educación que tiene en cuenta las necesidades de cada alumno y que se construye entre todos de forma colaborativa parece ser la ideal y soñada para las nuevas generaciones. Sin embargo, aun cuando la oferta de este tipo de pedagogías alternativas está proliferando, no es tan fácil encontrar los centros que las ofrezcan y ya hay directorios disponibles para poder localizar estas escuelas tanto a nivel nacional como internacional.