El coltán nos facilita la vida, pero no a todos

Quizás nunca te hayas preguntado qué hay dentro de tu móvil. Si lo abres y miras en su interior, encontrarás coltán. Se trata de un mineral fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías, aunque cargado de desagradables consecuencias.

El escritor, periodista e inventor Alberto Vázquez Figueroa, autor de la novela Coltán, afirmó rotundamente, durante la entrevista que nos concedió, que “si el siglo XX ha sido el del petróleo, el siglo XXI es el del coltán. Quien posea el coltán dominará el mundo”.

Teléfonos móviles, ordenadores, videoconsolas, portátiles, satélites e incluso algunas armas teledirigidas necesitan coltán para su fabricación. Sin embargo, este mineral tan preciado y fundamental para la industria electrónica es responsable de la esclavitud, miseria y muerte de millones de personas en la República Democrática del Congo.

Columbita+tantalita

Coltán es la abreviatura de dos palabras: columbita y tantalita. De estos dos minerales, el realmente importante es el tantalio. Entre sus propiedades, destacan tres que lo convierten en único: alta resistencia al calor, no se oxida fácilmente y es un gran conductor de la electricidad. En definitiva, un material esencial en la electrónica moderna.

Esencial para unos, pero perjudicial para otros. El 80% del coltán  se encuentra en la República Democrática del Congo, el país más pobre del mundo según el Índice de Desarrollo Humano.¿Cómo puede un país tan rico en minerales encontrarse en la miseria más absoluta? ¿Quién se está beneficiando de ello?

Guerra y explotación

La demanda de coltán se disparó de manera extraordinaria a finales del 2000 con la tecnología móvil de última generación. El kilo, por aquella época, se llegó a pagar a 700 dólares.  De ahí que la lucha por el control de los yacimientos de coltán haya originado infinidad de conflictos en esta zona del corazón de África. Según varios informes de Naciones Unidas el tráfico ilegal de coltán es una de las razones de una guerra que, desde 1997, ha matado a más de 5 millones de personas. Estos informes afirman que este mineral financia la guerra y es una de sus causas.

“Las guerras del Congo, con más de 5 millones de muertes, no han sido guerras tribales sino guerras para apoderarse del tantalio. Ruanda y Uganda han robado al Congo el preciado mineral y lo han vendido a países como Estados Unidos y con ello han podido financiar la guerra”, explica Alberto Vázquez Figueroa, además de afirmar que debería haber habido una reunión mundial sobre el coltán para organizar su explotación y así evitar todo el conflicto que gira alrededor de su extracción, pero una vez más, no interesa.

Miseria y explotación infantil

También los más pequeños se convierten en protagonistas y víctimas de este conflicto. La explotación infantil está muy presente en los yacimientos de coltán. Niños con edades comprendidas entre 8 y 15 años, obligados a abandonar la escuela, extraen este mineral.  Sus vidas están en constante peligro, ya que trabajan en unas condiciones laborales infrahumanas y sin seguridad de ningún tipo. Muchos de ellos mueren sepultados debido a los corrimientos de tierra. Según alguna estimaciones, por cada kilo de coltán extraído mueren 2 niños.

El documental  “Coltán, comercio sangriento”  muestra cómo la explotación de este mineral ha condenado al pueblo congoleño a la miseria más absoluta.

Y es que después de ver estas imágenes, cabe preguntarse si realmente son necesarios tanta miseria y dolor para hacer una llamada de móvil.

 

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