Cuando las fiestas las organizas en colectivo

¿Has pensado alguna vez en cómo serían tus fiestas ideales? ¿Compruebas año tras año que tu ayuntamiento no colma tus expectativas? Pues es fácil: únete y organiza tus propias fiestas. No es fácil, pero cuando se consigue es mucho más placentero. Esto es lo que ocurre en festivales como el Festi-K en Carabanchel, el Festival Almenara en Ventilla o La Pava (Popular y Autogestionada Verbena de Aluche), un colectivo que surgió dentro de las fiestas de Aluche para promover sus propias actividades sin intermediación de la junta municipal. Y es que, aunque son difíciles de organizar, estas fiestas saben mucho mejor. 

Del 23 al 25 de junio, el Parque de las Cruces de Carabanchel acogió el XIII Festi-K, un festival autogestionado que, aunque en sus primeras ocho ediciones lo montaba la junta del distrito, desde el año 2012 se organiza gracias a la colaboración desinteresada de diversas personas y colectivos de los barrios de Carabanchel Bajo, Carabanchel Alto y Aluche. Ese sábado a mediodía, el colectivo Carabancheleando, dedicado a investigar de manera militante las periferias de este distrito, organizó un encuentro en el FestiK para profundizar en el porqué de este festival y de su forma organizativa. Recogemos algunas de las intervenciones:

¿Qué consideráis por fiesta autogestionada?

El Festi-K se organiza de manera asamblearia. Desde el mes de febrero-marzo, las personas interesadas en sacar adelante la siguiente edición comienzan a reunirse con el objetivo de diseñar un plan de actividades y conciertos. Intentamos que aunque trasciendan al distrito, sean llevadas a cabo por personas del barrio. Cabe destacar que ni artistas ni organizadores cobra nada, sino que intentamos cubrir gastos y guardar los beneficios para poder afrontar con mayores garantías la próxima edición. Cuando no existen tales beneficios, lo que hacemos es, durante el año, organizar fiestas de presentación en diferentes centros sociales para poder conseguir ese dinero que financie la siguiente edición.

Al trabajar así, ¿qué impedimentos encontráis?

Si el Festi-K estuviera, como en sus primeras ediciones, inmerso en la programación de las fiestas que organiza la Junta de Distrito, todo sería mucho más cómodo en cuanto a burocracia, pero mucho menos abierto en cuanto a contenido. Por eso, al ir por libre, las trabas burocráticas aumentan considerablemente. En 2013, el colectivo de abogados de Legal Sol presentó el manual “Burorresistiendo”, un interesante libro en el que daba una serie de consejos legales para poder bordear toda la trama burocrática y las sanciones que conllevan su incumplimiento.

Para más inri, este año, la ‘burorrepresión’ ha crecido respecto a años anteriores. No basta con presentar un dossier del festival o la programación de actividades, sino que es obligatorio presentar diversos planos de ubicación, memorias de evacuación y de emergencias, certificados de generadores, boletín eléctrico y un sinfín de documentos que al final acaban minando las fuerzas del colectivo organizador. Además, este año una nueva cláusula aprobada por la Concejalía de Hacienda nos ha obligado a aumentar el seguro de responsabilidad civil a tal punto que en vez de pagar 200 euros por tres días como siempre hemos hecho, se ha disparado hasta los 600 euros. Pero lo peor de todo no es presentar toda la documentación, sino que es la larga espera, pues el permiso, que estaba en trámite desde marzo, se nos concedió el mismo jueves, 23 de junio, a las 15:00 horas, es decir, cinco horas antes de comenzar la primera actividad.

¿Os ha dado más apoyo la Junta después del cambio de gobierno?

Sí y no. En octubre del pasado año, pidió reunirse con la asamblea del Festi-K. Varias personas acudieron a la Junta y el trato fue agradable. Se nos prometió que tendríamos escenario (en los últimos años era imposible tenerlo porque obligaban a que fuera respaldado por el certificado de un arquitecto, algo que disparaba el precio hasta cotas imposibles de asumir). Aunque cumplimos con toda la burocracia pertinente, una semana antes del Festi-K nos dijeron que no podría ser, que el escenario municipal no estaba disponible. Sin embargo, la presión que ejercimos sirvió para que la junta rectificara y nos diera una solución. Aun así, no queremos que nos apoyen en mucho más. Otras fiestas, como las de Carabanchel Alto, han vuelto a la senda de la gestión municipal. El Festi-K no cree en esto porque si bien ahora la Junta parece de nuevo dispuesta a colaborar, en unos años el gobierno puede ser otro. Entonces, quienes tengamos ya un recorrido de autogestión a las espaldas saldremos, seguro, mejor parados.

¿En qué se diferencia el Festi-K de otros festivales?

Nuestra intención es que el Festi-K vaya un paso más allá. En primer lugar, y como ya hemos comentado, no recibimos subvenciones ni ayudas de ningún tipo y todo lo costeamos gracias a la autogestión. Sin el apoyo y la colaboración tanto de artistas, organizadores y personas que vienen a disfrutarlo, este festival no sería posible. Pero nuestras reivindicaciones van un poco más allá. Por eso, evitamos las grandes marcas como Pepsi o Coca Cola, ofreceremos cerveza artesanal de Carabanchel y cena vegeteriana y vegana, pues creemos que la transformación que pretendemos se debe abrir en todos los frentes posibles. Y porque además de creer en la cultura libre y en la recuperación de los parques y las plazas públicas para este tipo de eventos, el FestiK se declara feminista, animalista, antiespecista, autogestionario, asambleario, horizontal y anticapitalista.

¿Y funciona?

Pues contrariamente a lo que mucha gente pueda pensar, sí que funciona. Programamos actividades con un punto transformador y político. Por ejemplo, este año abrimos el Festi-K con una noche feminista donde más de 500 personas disfrutaron del proyecto “No solo duelen los golpes” de Pamela Palenciano y de los conciertos de varias cantautoras. Al día siguiente, sacamos la poesía a la calle, pues creemos que es un género que apenas cruza las paredes de cafeterías, centros culturales y sociales. Y por último, el sábado, organizamos actividades infantiles muy educativas como el Aver Aves (paseo con ornitólogo para conocer las aves del parque) o más lúdicas como un guiñol o una suerte de juegos tradicionales (desde la rana a tirar de la soga o las carreras de sacos). Y todo esto rematado con conciertos viernes y sábado. La respuesta del barrio ha sido espectacular, tanto en las actividades como en las actuaciones.

¿Pero se autogestiona bien?

Ese es el otro punto que queremos destacar. Siempre hemos apostado por los precios populares. Refrescos y cerveza a un euro, comida a dos euros y cervezas artesanas igual. Hemos evitado ir a grandes supermercados y todo lo que se ha ofrecido en la barra del FestiK se ha comprado en cooperativas o pequeños comercios del distrito, desde la cerveza hasta el pan. Sale más barato o igual que en una gran superficie, alegramos el mes a algunos comercios de la zona y, para más inri, hacemos ‘barrionalismo’ que es un concepto que nos encanta, y que viene a significar que apostando por comprar en el barrio enganchamos a las personas de Carabanchel y Aluche con el proyecto, pues sienten que el Festi-K les beneficia y les aporta.

En definitiva, así es como funciona el Festi-K, el Festival Almenara o la PAVA de Aluche, entre otras muchas fiestas y festivales autogestionados. Hace falta ilusión, trabajo, solidaridad, responsabilidad y apoyo mutuo. Pero salen adelante. Y cuando percibes que la gente responde y disfruta, la sensación de satisfacción es inigualable.

 

 

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