Biocombustibles: ¿alimentando depósitos en lugar de estómagos?

La Unión Europea ha promovido desde 2009 el uso de biocombustibles. Hoy, desde diversos sectores de la población se oye una protesta unánime: es inaceptable utilizar los campos de cultivo alimentarios para dar de comer a nuestros coches antes que a nuestros congéneres

“Es absolutamente inaceptable que estemos utilizando comida para alimentar los depósitos de nuestros automóviles mientras que familias enteras pasan hambre y millones de personas son expulsadas de sus tierras. La lucha ha comenzado: ha llegado la hora de eliminar los mandatos”.

La rotunda afirmación que abre este artículo está tomada literalmente del informe Las semillas del hambre. Lo ha publicado recientemente la confederación internacional Oxfam con un objetivo: que los gobiernos de la Unión Europea (UE) eliminen los mandatos de biocombustibles en sus respectivos países.

Qué son los biocombustibles. Qué son los mandatos

Vayamos por partes. Presentemos, en primer lugar, a los protagonistas de esta historia. También llamados biocarburantes, cuando se habla de este tipo de combustibles se hace referencia, tal y como explican en la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), a “combustibles líquidos o gaseosos para automoción producidos a partir de biomasa, entendiéndose como tal la materia orgánica biodegradable procedente de cultivos energéticos y residuos agrícolas, forestales, industriales y urbanos”. El diesel de nuestros coches, por ejemplo, es un biocombustible.

En segundo lugar, los mandatos cuya eliminación demanda el informe de Oxfam hacen referencia a las políticas establecidas por la UE en el sector. En 2009 los miembros de la UE sellaron un pacto que sonaba muy bien: En 2020, un 10% del consumo de energía para el transporte procedería de fuentes renovables.

El problema es que parece que para conseguirlo se está forzando demasiado la máquina. ¿Y si en pos del noble objetivo citado se estuviera arrasando con otras muchas metas del ser humano? ¿Y si el fin, una vez más, no justificara los medios?

El lado oscuro de los biocarburantes

Dicen en Oxfam que los mandatos de la UE no sólo acarrean problemas medioambientales y subidas históricas en los precios de los alimentos. Lo más grave de todo es, por un lado, que se está expulsando a mucha gente sin recursos de sus campos de cultivo (en Oxfam lo denominan “acaparamientos de tierra” por parte de los países usuarios de biocombustibles). Por el otro, que se está priorizando la alimentación de los depósitos de los automóviles a la de los hombres, mujeres y niños que cada día mueren de hambre. No olvidemos que los biocombustibles actuales, llamados “de primera generación”, se fabrican a partir de las mismas materias primas que dan de comer al mundo.

Quizá porque apelar al bolsillo del contribuyente es la mejor manera de conseguir una movilización ciudadana, en Oxfam han traducido los mandatos de la UE a coste para el ciudadano. Dicen desde la confederación que en 2020 la subvención a la industria de los biocombustibles nos costará alrededor de 30 euros anuales por adulto.

El informe Oxfam y las voces que llevan años levantándose en contra de los biocarburantes han causado cierto revuelo. La Comisión Europea, escuchando las protestas, acaba de limitar al 5% la aportación de biocarburantes fabricados con cultivos alimentarios. Pero nunca llueve a gusto de todos. Desde la APPA lamentan la decisión y a Oxfam le parece insuficiente.

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